Es al partir el pan donde se construye la unidad de los hermanos y donde el huésped, el caminante se convierte en la Palabra y el Pan que nos dan la vida. La recomendación es clara: "Demos de comer en esta tierra a Cristo hambriento, démosle de beber cuando sienta sed".
El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron.-
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